Lo primero de todo, me
gustaría aclarar, aun sabiendo que el blog temático grupal es de
viajes por España, ha sido decisión mía hacer esta práctica de un
hecho relevante que se produjo fuera de las fronteras de nuestro país
y sin ninguna participación española. Por lo tanto, si se tuvieran
que tomar responsabilidades, pido que se me apliquen a mí
exclusivamente. Lo he hecho así puesto que creía que este
acontecimiento relevante, al igual que desconocido por el gran
público, aparte de que siento una gran atracción e interés por
este capítulo en especial de la Historia. Aclarado esto, comenzamos.
Hace aproximadamente 100
años, se vivió una de las carreras más apasionantes de la
historia. Similar a la de la conquista de la Luna ofrecida por la
URSS y EEUU en la Guerra Fría, pero con distintos competidores:
Noruega y Reino Unido, personificada en Roald Amundsen y el Capitán
Robert Falcon Scott respectivamente.
El noruego, que siempre
había sentido especial atracción por el Norte, logró varios éxitos
en él: atravesó el Paso del noroeste, el estrecho entre los océanos
Atlántico y Pacífico y descubrió el Polo norte magnético. Sin
embargo, a la hora de conquistar el Polo Norte, se le adelantó
Robert Peary, un explorador estadounidense.
Por su parte, Robert
Scott era un capitán de la Royal Navy, que en 1901 había dirigido
una Expedición Antártica Nacional Británica a borde del buque
Discovery alcanzó la bahía de la Ballenas, frente a la
plataforma de Ross.
La carrera comienza en
el momento de la partida, cuando la expedición noruega parte el 3 de
junio de 1910 desde Oslo a bordo del Fram. Su destino era el
Ártico, pero Amundsen cambió la dirección, sorprendiendo a toda la
tripulación. En Madeira, última escala antes de la Antártida,
escribió a Scott para informarle del cambio. El 14 de enero de 1911,
instalan el campamento base en la bahía de las Ballenas. Por su
parte, la expedición británica Terra Nova parten el 1 de
julio de 1911 desde Inglaterra. Desembarcaría en el cabo Evans.
El 19 de octubre de
1911, Amundsen iniciaba la marcha con otros 4 noruegos y perros que
tiraban de los trineos. Scott empezó el 24 de octubre, acompañado
de 8 compañeros, de ponis siberianos y de trineos a motor. La
distancia que tenían que recorren superaba los 1.450 kilómetros.
El 8 de diciembre, los
noruegos llegan al punto más meridional alcanzado por el británico
Shackleton en su expedición de 1907-1909, a 155 kilómetros del
polo. Tan solo seis jornadas más tarde, el 14 de diciembre de 1911,
a las 15 horas, Noruega conquista el Polo Sur. Allí, izaron una
bandera de su país (al estilo de EEUU en la Luna), levantaron el
campamento Polheim y se hicieron algunas fotografías que
recogen ese histórico hecho. Scott, en esos momentos, se encontraba
a 572 kilómetros de distancia.
“Seguramente
nunca un hombre se ha enfrentado, como me pasaba a mí, al hecho de
haber alcanzado algo diametralmente opuesto a aquello con lo que ha
soñado. Las regiones del Polo Norte –sí, el mismísimo Polo
Norte– me habían atraído desde mi juventud, y heme aquí, en el
Polo Sur. ¿Cabe imaginar mayor despropósito?”. Roald
Amundsen.
Roald
Amundsen (Google Imagenes Commons)
El 21 de diciembre,
Scott termina la plataforma de Ross. Allí, escoge a cuatro
compañeros que le acompañarán al polo y envía al resto de
regreso. El 6 de enero de 1912 alcanzan el Shackleton y once días
después, el 17 de enero, alcanzan el Polo Sur, llevándose una
desagradable sorpresa: los noruegos se les han adelantado. Se
encontraron allí la bandera y la tienda dejada por éstos. Llegaron
34 días más tarde que sus competidores. Las fotos que hacen
muestran unas caras de completa resignación.
Tras el éxito, los
noruegos iniciaron la ruta de regreso al campo base, a donde
llegarían tras 99 días de marcha, el 20 de febrero de 1912. Por su
parte, Scott inició el regreso, pero nunca lo terminó: la Antártida
se cobró sus vidas. El regreso de los británicos estuvo lleno de
infortunios que les impidió regresar con normalidad. El primer
incidente fue la caída de Evans en una grieta, lo que les hizo
demorarse. A esto hay que añadir que la llegada del mal tiempo y a
la imposibilidad de utilizar el combustible por el frío. El 17 de
febrero, Evans muere. El 16 de marzo, Oates, el más perjudicado de
los británicos, abandonó la tienda y se marchó. No regresó nunca.
No quiso ser una carga para sus compañeros. Sin embargo, este hecho
de indudable valentía será en vano, puesto que el resto de la
expedición tampoco logrará alcanzar el campamento base. El 29 de
marzo es la última anotación del diario de Scott. Fueron incapaces
de continuar, y esto a pesar de que se encontraban a tan sólo 18
kilómetros de un depósito de víveres y combustible.
“Si
hubiéramos vivido, habría podido contar una historia que hablase de
la audacia, la entereza y el coraje de mis compañeros, que habría
conmovido el corazón de los ingleses. Tendrán que ser estas
improvisadas notas y nuestros cadáveres los que la cuenten”.
Robert
F. Scott.
El verano siguiente, una expedición de socorro
encontró los cuatro cuerpos metidos en sus sacos. Scott se convitió
en un héroe nacional, a pesar de su fracaso. El 11 de febrero de
1913, el London Herald informaba de la muerte de Scott. Se atribuye
en fallo de Scott a la elección de la ropa, puesto que el noruego
eligió la ropa que usan los lapones, mientras que el capitán de la
marina prefirió la lana. También se le achacan la estrategia, el
elegir una ruta mucho más peligrosa y complicada, y elegir como
animales de carga a ponis siberianos en lugar de a perros.
Para aquellas personas que deseen conocer más
sobre este apasionante suceso, les recomiendo el libro de Javier
Cacho, titulado Amundsen-Scott, Duelo en la Antártida, de Fórcola
Ediciones. Si desean saber más sobre el continente de hielo, pinchen
aquí:
Nada más. Muchas
gracias.
Carlos Romeo Sanz
Fuentes: