Para
que un peregrino llegue a Santiago a visitar los restos del apóstol,
puede escoger varios caminos. Todos empiezan de lugares diferentes,
pero terminan en el mismo lugar. La ruta tradicional es el que usaban
los franceses, que recorre todo el Norte de España por Navarra, La
Rioja y Castilla y León antes de entrar en Galicia. Sin embargo, se
puede entrar en Navarra por hasta cuatro sitios diferentes, que son:
por el Baztan, por el Ebro, por Roncesvalles y por el Monasterio de
Leire, desde Aragón. Es a esta última a la que voy a dedicar toda
mi atención.
Se
desconoce el porqué del origen de este ramal del camino. De hecho,
se conoce que los primeros peregrinos que entraron en Aragón no lo
hicieron por el puerto del Somport, como se hace hoy en día, sino
por el puerto del Palo, en el valle de Hecho. Utilizaban una antigua
vía romana que comunicaba Zaragoza con el Beárn francés, que
pasaba por el monasterio San Pedro de Siresa, y se dirigían a
Pamplona, algo que difiere de como se hace ahora, pues en ningún
momento se pasa por la capital navarra. Sin embargo, Isaac
Moreno Gallo, ingeniero de Obras Públicas, afirma: “Todo indica
que el origen de este camino fue el tránsito de ganado para el
aprovechamiento de los pastos del fondo del valle y el trajín de
arrieros y de mulateros que por diversos motivos preferían eludir el
camino principal del Somport. Su trazado y su técnica en general no
superan la que pudiera aplicar un pastor, aunque algunos
historiadores han imputado esta obra a los excelentes ingenieros
romanos”.
En
torno al siglo XI, es cuando se empieza a utilizar el puerto del
Somport, el Summo Portu de los romanos, en detrimento del valle de
Hecho. Por esta ruta se cobraba un peaje mercantil del que estaban
libres de pago los peregrinos. En Candanchú, se situaba el
Hospital-monasterio de Santa Cristina del Somport. Actualmente en
ruinas, en su origen la leyenda habla de una paloma: “Dos
caballeros peregrinos que atravesaron el Somport bajo un virulento
temporal de nieve decidieron construir un hospicio. Cuando trataban
de ubicar el futuro emplazamiento, se les apareció una paloma blanca
con una cruz de oro en su pico. Trataron de alcanzarla, pero el ave
se escapó y les condujo hasta un claro en el bosque alto. Allí
depositó la cruz, y allí se erigió el Hospital de Santa Cristina,
cuyo escudo representaba la paloma anunciadora”
(http://jacobeo.aragon.es/flash/principal_flash2.php
). Era la más famosa y la mayor institución de todo el reino, y
fue considerado el tercero de mayor importancia mundial, tras los de
Roma y Jerusalén.
Al
llegar a Jaca, el camino deja de tener dirección Norte-Sur para
tener Este-Oeste. Una vez que llegas a Puente de la Reina de Jaca (no
es el famoso Puente de la Reina navarro, donde confluyen varios
caminos), el camino se abre en dos subramales, por la margen
izquierda o por la derecha del río Aragón. Ambas vuelven a confluir
en Sanguesa, ya en Navarra. Hay una pequeña bifurcación para
acercar a los peregrinos a San Juan de la Peña, para la veneración
de sus numerosas reliquias, entre la que se encontraba el Santo Grial
antes de que fuese trasladado a Valencia, donde se encuentra
actualmente.
Ya
en el libro del Códice Calixtino (s. XII, se le atribuye a Aymerc
Picaud), famoso tanto por su altísimo valor histórico como por los
recientes sucesos ocurridos en torno a él, ya aparece en el libro V
el itinerario del Somport: “Cuatro son los itinerarios que conducen
hacia Santiago y que en Puente la Reina, en tierras españolas,
confluyen en unos solo. El primero pasa por Saint-Gilles,
Montpellier, Tolosa y Somport...”. En ella se utiliza la vía
Tolosana, procedente de Toulouse, y utilizada sobre todo por
italianos y gente de la Provenza francesa, aunque también de
Centroeuropa, Inglaterra y Flandes Sin embargo, en la guía se
menciona que esta parte del camino se puede hacer en tan sólo tres
etapas, algo que es imposible tanto a pie como a caballo. En la
actualidad, son seis etapas, de entre 20 y 30 kilómetros cada una de
ellas.
En
el siglo XVI, a raíz de la reforma protestante, de la militarización
y fortificación de las fronteras, de la constante rivalidad con
Francia y de la inseguridad de los caminos, hizo que el camino
entrase en crisis. No fue hasta finales del siglo XX cuando el Camino
fue atravesado de nuevo por miles de peregrinos. Ha recibido diversos
títulos y honores: en 1987, el Consejo de Europa lo declaró
“Itinerario Cultural Europeo”, y en 1994, la Unesco lo nombró
Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad, el Somport y
Roncesvalles compiten por ser la puerta de entrada del Camino a
España, con una considerable ventaja para el valle que tanto mal le
dio a los ejércitos de Carlomagno.
Carlos
Romeo Sanz
Fuentes:
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