Saint Michel III. Así se llamaba un barco a vapor de 31
metros de eslora que recaló en una bahía del norte de España en junio de 1878,
en la que tan solo se podía ver un pequeño pueblo pesquero. El lujoso yate se
paseó por la ría y se detuvo en el pueblo, ante la expectación de todos sus
aldeanos. El gran novelista francés, Julio Verne, había desembarcado en Vigo. ¿Y
por qué allí?
![]() |
| La batalla de la bahía de Vigo de Ludolf Backhuysen (1702) |
En 1702 las armadas angloholandesa e hispanofrancesa se
enfrentaron en la bahía de San Simón en el contexto de la guerra de Sucesión Española.
Los galeones españoles, que portaban el mayor envío de tesoros de América, fueron
interceptados por los ingleses y, tras una cruenta batalla, muchos barcos se
hundieron y otros fueron apresados. Pero el tesoro no quería marcharse de Vigo,
por lo que el galeón que portaba el mayor cargamento encalló en las islas Cíes,
descargando todo su cargamento sobre el fondo marino. Y Julio Verne, gran
apasionado de la navegación, no podía dejar este suceso, muy conocido por él, en
balde. Y así comenzó a escribir 20.000
leguas de viaje submarino, en el cual el Capitán del Nautilus, Nemo, decide
buscar el oro hundido bajo el mar de Vigo.
![]() |
| Fotografía del puerto del Berbés de Vigo a finales del siglo XIX |
Pero el escritor francés nunca había visitado el escenario
de una de sus obras predilectas, así que, sin más demora, decide recabar en
aquel lugar siete años después de la publicación de la historia del Nautilus.
Verne fue recibido por los prohombres más importantes de Vigo, como don Manuel
Bárcena, Conde de Torrecedeira o la Condesa de Lis. Allí, tal y como escribe un
periódico local “el famoso
novelista estuvo (…)en el paseo de la Alameda, y más tarde concurrió al baile
de La Tertulia, donde pronunció algunos brindis en español”. Para la
publicación “Es indudable que Mr.Verne, a
quien le ha agradado mucho la posición geográfica de Vigo y su pintoresca
campiña, lleva a la vez grato recuerdo de la sociedad viguesa que tuvo ocasión
de conocer bajo uno de sus más bellos aspectos, en un baile de La Tertulia”.
| Estatua de Julio Verne en Vigo |
Una semana pasó Verne en Vigo sin dejar de observar el
horizonte de las Rías Bajas mientras el astillero de Sanjurjo Badía retocaba su
yate. En el mismo lugar donde Verne pasó el tiempo hoy se levanta una escultura
en la que el escritor está sentado sobre una de sus criaturas míticas.
Pero no se quedó en una ocasión la visita del francés a
Vigo, puesto que en 1884 volvió a la ciudad buscando de nuevo el placer sensual
de la observación del mar. Vigo se convirtió desde entonces en una ciudad
literaria, un pueblo que consiguió enamorar a Julio Verne con su mar.
Rafa Martín de Vicente


No hay comentarios:
Publicar un comentario