Alejandro Malaspina (1754-1809) fue uno de esos italianos
ilustres que sirvieron al reino de España pero que, como muchos otros, al
enfrentarse con el poder cayó durante algún tiempo en el olvido.
Retrato de "Alessandro". Anónimo. Museo Naval de Madrid. Wikicommons
A él se le debe la denominada “Expedición Malaspina” que
realizó junto a su amigo José de Bustamente y Guerra entre los años 1788 y 1794
por las costas de América, por gran parte de la España de su época, los virreinatos españoles en el continente descubierto por Colón. El objetivo
de la empresa de Alejandro Malaspina era tanto político como científico. Para ello utilizaron dos
corbetas, Atrevida y Descubierta.
Las corbetas en el puerto de Palapa en la isla de Samar, Fernando Brambila. Archivo fotográfico de la expedición
Se podría decir que era político porque uno de sus objetivos
era visitar las posesiones españolas en América y Asia –finalmente por la
guerra contra Francia no se llegó a este continente– y trazar sobre papel,
aprovechando el viaje, los dominios de la monarquía hispánica en las Indias. Precisamente hoy celebramos el Día de la Hispanidad.
Ruta de Malaspina, wikicommons, Pfly
También cabría señalar que fue un trabajo científico –quizás este aspecto es el más importante–
porque llevaron a cabo compilaciones de flora y además de minerales. Llegaron
hasta Alaska porque Carlos IV les había dado la orden de hallar el “Paso del
Noroeste”. Así, por ejemplo, en el actual estado de EE.UU. uno de los glaciares
se llama precisamente Malaspina.
Vista del glaciar Malaspina desde el espacio, noviembre de 1994, NASA
Este legado de Malaspina, que se hizo público en 1885, no ha caído en el olvido y, de hecho,
actualmente en pleno siglo XXI hay un proyecto que pretende analizar cómo el cambio
global afecta al ecosistema del océano que recibe el nombre del italiano, Malaspina
2010.
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